Los sucesos del 30 de abril y 1 de mayo dejan al desnudo la difícil situación de Venezuela y la incertidumbre en la cual se encuentra sumida, pero cierra el juego, habrá una solución.
Ante el llamado de Guaido a la “mayor movilización de la historia” para el 1 de mayo en el marco de la “operación libertad”, el adelanto de lo planificado por causas aún confusas o por develar, dejó expuestas carencias de organización en el Frente Amplio Venezuela Libre que le acompaña y la ausencia de plan para la acción, de allí el acompañamiento timorato y no contundente desde la sociedad civil, tampoco lo fue en lo militar, mostrando el fracaso del asesoramiento en lo militar recibido del llamado grupo 4 de febrero.
El régimen, sorprendido por la audacia de la acción, pese al escaso número de militares acompañando a Guaido y a Leopoldo López en un distribuidor de la emblemática Altamira, lució paralizado en las primeras horas, acuartelados y aislados totalmente sus componentes militares expuso la desconfianza que impera entre sus altos cuadros, dejando ver la falsedad de unidad monolítica, todos se vigilan mutuamente, todos se saben prescindibles por el otro.
Los sucesos, así como la ausencia de respuestas contundentes y objetivas en los actores para avanzar en sus posiciones, dibujan un falso cuadro de igualdad o empate técnico entre las partes, hipótesis expuesta para formular y sostener, que, para resolver el estancamiento, la vía electoral es necesidad inevitable, sin embargo, esto es engañoso. En la Venezuela de hoy 2 + 2 no son 4, los diálogos y entendimientos entre adversarios políticos para destrabar o asumir posiciones como país, común en toda democracia, no funcionan en Venezuela; estamos ante el secuestro de un país, por ello, es un error hablar de empate técnico entre las partes, esta conclusión impide observar y transitar las salidas ciertas posibles, esta visión conduce inexorablemente al fracaso de cualquier acción emprendida con ese objeto, la razón es sencilla: No es un conflicto entre adversarios políticos, una de las partes en una organización criminal y terrorista conformada por pocos, pero con las armas. Los sucesos dejan una lección a todos, también a la inteligencia norteamericana, las acciones dejaron expuesta con seguridad una parte de la red o entramado que pudiera existir, habrá detenciones en el sector militar con toda seguridad: Aquí el dialogo no funciona.
La acción de Guaido al iniciar con la liberación de Leopoldo López y la participación del Jefe de la policía política del régimen con un puñado de militares ocupando una posición expuesta pero emblemática, se mostró improvisada pero audaz, pienso estuvo dirigida a trasmitir un mensaje de confianza a unidades militares comprometidas que permitiera el desarrollo de lo planificado para poner fin al régimen, pero, su ejecución no conforme a los códigos militares en mostrar una estructura de comando, el posicionamiento seguro y el respaldo inicial de un componente importante lo impidió. Sin embargo, su audacia también paralizó a todos los componentes militares quienes al cerrar cuarteles y aislarse dejaron ver la inconformidad interna con el régimen, así como la desconfianza y desconcierto que existe entre ellos, en tal grado que el usurpador tardó más de diez horas en mostrarse pese a la insignificante magnitud de la fuerza militar expuesta. La fruta está madura, el régimen además de la debilidad militar también mostró una vez más la falta de pueblo y no tener la iniciativa.
La movilización civil no fue contundente ni numerosa en términos de lo esperado para el acompañamiento de una acción para restablecer el orden constitucional, tal vez, reflejo de la desmotivación generada por innumerables mensajes previos confusos en la estrategia, dejaron ver la falta de organización y de planes para la acción, sin embargo la presencia en esos críticos momentos de líderes de otros sectores de oposición, como María Corina Machado y Julio “Coco” motivaron un acompañamiento ciudadano importante a lo largo del país que demostró una vez más unión en el objetivo primario: poner fin a la usurpación.
El presidente Guaido tiene ahora el deber de hablar a todo el país, dejar de lado el lenguaje excluyente en cuanto a la organización de la lucha alrededor del llamado Frente Amplio y del chavismo originario, para comprender la necesidad de participación de “todos” los factores de oposición, se juega la libertad de un país, por ello la urgencia en asumir una posición de estadista priorizando las necesidad del ciudadano sobre el interés de partidos, y considerar de manera seria las alternativas de asistencia extranjera para la resolución del conflicto que reclama el país, tal como lo es el artículo 187 de la Constitución en su numeral 11, la Doctrina Roldos para la protección de los derechos del hombre, o la doctrina de Responsabilidad de Protección Internacional (R2P). Estos sucesos dejan claro que no puede existir confianza plena en la estructura militar y en su posible acompañamiento, la fuerza armada es parte de problema, y la sangre de venezolanos paga el precio de insistir un quiebre militar desde los altos mandos, Guaido tiene el respaldo ciudadano, pero se carece de armas. Las elecciones están llamadas a dirimir y resolver de manera definitiva el conflicto, siempre y cuando la ruta se cumpla, antes debe salir la estructura criminal que secuestra al país, no solo Maduro, la transición implica re institucionalizar al país y darle posibilidad, viabilidad.
Por último, consientes del juego geopolítico existente entre democracia y dictaduras, libertad y servidumbre, libertad y terrorismo, será un acto de debilidad y de traición al pensamiento occidental, a los derechos humanos y al hombre ante las realidades expuestas, el insistir y prolongar la catástrofe humanitaria guardando la esperanza en un “quiebre”, aumenta el riesgo y seguridad de América, el grupo de Lima ya avizora problemas sobre Colombia, es hora de tomar decisiones por dolorosas que pudieran ser esas decisiones, hay que poner fin a la ingobernabilidad antes de que estalle el caos, aún hay tiempo para el uso de fuerzas de paz, el artículo 187 en su numeral 11 es impostergable, hablar a la oficialidad media debe ser el objetivo, el ato mando todo está podrido, tengamos si claro que No es la Salida del Usurpador lo que queremos, buscamos Es Poner Fin A la Usurpación.
Peter Páez Monzón.
elblogdeunabogado.wordpress.com 
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